¿Cuántas veces repites una misma acción durante el día sin ser consciente? ¿Haces algo en tu día a día de forma automática, sin pensar? ¡Eso es porque ya has adquirido un hábito!
Los hábitos son secuencias de actos aprendidos que, como resultado de su repetición frecuente en situaciones similares y el esfuerzo de una recompensa, se activan automáticamente antes señales específicas del contexto (entorno físico, personas o estado de ánimo). Según la psicología: “Es cualquier comportamiento repetido regularmente, que requiere de un pequeño o ningún raciocinio y es aprendido, más que innato”. Se consideran, por tanto, pautas aprendidas por repetición, que automatizan la conducta y hacen al cerebro más eficiente.
A la hora de cambiar un mal hábito debemos tener en cuenta una serie de pasos.
1.El primer paso es ser consciente de lo que se quiere cambiar y para qué. Escribir un listado de “para qué” lo quieres conseguir y de las motivaciones que te llevan a hacer ese cambio te ayudará a recordarlo todos los días.
2.El segundo paso es conectar con el nuevo hábito con los valores y metas personales. Si has decidido empezar ese cambio de hábitos es porque está relacionado con tu filosofía de vida y te será mucho más fácil comenzarlo.
3.El tercer paso es programar pequeños pasos, es decir, objetivos a corto plazo. Identificar los motivos por los que hacemos un cambio, nos ayudarán a establecer los objetivos y acciones que tenemos que poner en práctica.
4.El cuarto paso es ser disciplinado. Es difícil conseguir un cambio de hábitos y que dure en el tiempo, por ello hay que practicar, practicar y practicar. El aprendizaje debe de ser continuo.
5.El quinto y último paso será valorar positivamente cualquier progreso. Evaluar los objetivos y acciones que se han conseguido y revisar el listado de motivaciones serán claves para medir los avances.
Hay varios factores que pueden influir en que decidamos o no cambiar los hábitos alimentarios, tales como el interés, la insistencia, la perseverancia, las habilidades y las herramientas disponibles. Es por ello, que queremos compartir contigo algunos motivos de peso para llevar cabo ese cambio y te preguntes ¿para qué? ¿qué voy a conseguir? ¿con qué? ¿con quién? y ¿dónde lo vas a conseguir?
Tanto los organismos oficiales como los profesionales de la nutrición, insistimos en la importancia de llevar unos buenos hábitos alimentarios. ¿Por qué? Porque hay una estrecha y evidente relación entre una alimentación poco saludable y una vida sedentaria con la aparición de enfermedades crónicas como la diabetes tipo II, las dislipemias, la hipertensión arterial y el hígado graso, la mayoría de las cuáles se engloban en el llamado síndrome metabólico.
¿De qué hábitos alimentarios estamos hablando? ¿Cuáles son los que deberíamos de modificar?
-Reducir el consumo de azúcares añadidos presentes en bollería, galletes, alimentos ultraprocesados, refrescos, zumos envasados, etc.
-Disminuir el consumo de sal presente en alimentos envasados, así como aquellos que tiene potenciador del sabor
-Minimizar el consumo de carnes rojas (ternera, cerdo, cordero) y procesadas como los fiambres y embutidos
-Eliminar la comida procesada no saludable y ultraprocesada rica en grasa de palma e hidrogenada, azúcares y sal.
-Reducir el consumo de harinas refinadas
“Sin motivación no hay cambio” y si realmente queremos cambiar, tenemos que llevar a cabo acciones para conseguirlo. Estar en la zona de confort es fácil y cómodo, pero salir a la zona de aprendizaje resulta emocionante y fructífero. El cambio de hábitos alimentarios debe ser consciente, tenemos que poner nuestros esfuerzos para, a medio- largo plazo, conseguir afianzarlos y prevenir el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles y mejorar la calidad de vida.
Destacables:
-Es difícil conseguir un cambio de hábitos y que dure en el tiempo, por ello hay que practicar, practicar y practicar. El aprendizaje debe de ser continuo.
-Hay una estrecha y evidente relación entre una alimentación poco saludable y una vida sedentaria con la aparición de enfermedades crónicas
Autor:
Ana Bilbao Cercós
Diestista y nutricionista con un master en couching nutricional
Número de colegiado: CV00287
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